martes, 29 de noviembre de 2011

TÚ DECIDES (291111-1320)

"Del dicho al hecho, hay mucho trecho”... A veces es tan fácil comprometernos a realizar cosas que no vamos a cumplir, no sé si sea algo natural o un impulso para salir de situaciones comprometedoras, tal vez sean ambas cosas. Pero lo es cierto es que para algunas personas esto puede parecer muy divertido, para otras no tanto. Es desolador encontrarnos frente a casos como este con personas de las que esperamos mucho. Siempre poniendo nuestras esperanzas en la persona equivocada, y dejarnos llevar por una promesa que nunca se cumplirá, que solo se hizo para salir del momento y ya. Entiendo que a veces tenemos la necesidad de salir de una situación comprometedora, además, a quién no le ha pasado, pero no olvidemos ser sinceros, por qué prometer cosas que luego no vamos a poder cumplir, para qué jugar con las esperanzas de los demás, con sus sentimientos, por qué decepcionar a los demás, de qué sirve quedar como incumplidos simplemente porque esto de “zafarnos” de situaciones (por decirlo de alguna manera) se vuelve casi un habito en nosotros y empezamos una cadena sin final. 

No puedo excluirme de esto, yo también he sido incumplida, también le he fallado a personas especiales, quizás por un impulso involuntario, quizás simplemente porque no sabía cómo salir de esa situación, pero casi siempre y al menos en mi caso, siento mucha culpa, y no puedo dejar de pensar en eso. A veces, trato de remendar mi error y trato de cumplir lo que antes no pude o no quise cumplir. Aunque claro, que depende de qué tipo de cosas sean. No siempre podemos tratar de arreglar algo que no tiene porque ser arreglado. 

Mi consejo final, es que no debemos jugar con las esperanzas que tienen los demás en nosotros, no debemos pensar que los demás están a nuestra disposición cada vez que queramos y que podemos hacer de ellos receptores de nuestros malos hábitos y que si alguna vez nos hacen lo mismo, no lo toleremos y juzguemos aquello. Nosotros no somos Dios, no podemos juzgar a los demás por como son o por lo que hacen. Cada persona es individual, es una historia distinta a la tuya. Siempre viviremos historias distintas porque cada uno tiene un destino distinto, y cada quien debe aprender de sus errores, para eso Dios te da los padres que tienes, la ciudad en la que vives, los amigos “bueno o malos” que conviven contigo, etc, etc. Dios nunca se equivoca al trazar tu camino, todo ya estaba preparado. Quizás, los que giran a tu alrededor no comprendan las cosas por las que pasaste antes de llegar a sus vidas, quizás nunca entiendan que tu vida no es la vida de ellos, que jamás vivirás como ellos quieren que vivas, que a ti te tocó una historia distinta a la suya, que tuviste un origen distinto, un pesar quizás más pesado que el suyo, que nadie es perfecto pero que Dios te dio ese guión para que tú lo actúes de la manera como creas, que si te equivocas y tienes que volver a actuar la misma escena lo harás pero en cada intento vas a ir aprendiendo algo nuevo, y que no eres más que un ser humano como cualquiera que tiene que aprender de sus errores, que también sientes, y que tal vez el mundo juzga pero que si no saben lo que sientes es mejor no hacerles entender nada. 

Debemos seguir mirando hacia adelante, viviendo las historias que siempre nos harán mejores personas, porque siempre he creído que de los errores se aprende, y que cada personas que pasa por tu vida no es por pura casualidad, sino porque Dios los envió para enseñarte algo, debemos mirar de esta manera la vida y dejar de creer en los cuentos de hadas. Y debemos también, dejar de comprometernos con cosas que jamás podremos cumplir. Aprender de los errores y decidir cuando es el momento de cambiar. 

ANDREA FURIUR

jueves, 17 de noviembre de 2011

ESTÉ DONDE ESTÉ (171111-1912)

Muchas veces he deseado salir de aquí, alejarme de esta realidad que detesto. Pero a veces, me pongo a pensar si eso es realmente lo que quiero para mí, si es eso lo que necesita mi vida para sentirse aliviada. He tenido siempre lo que he querido, aunque sea a medias y siempre lo he dejado ir, siempre he perdido grandes oportunidades por ser tal vez un poco indecisa o por no saber lo que quería. Pero últimamente estoy creyendo que mi vida no necesariamente debe estar lejos de esta realidad, tal vez estoy creándome barreras y excusas para no seguir adelante con mis metas. Si al fin y al cabo, uno puede auto-realizarse esté donde esté, solo necesitan las ganas y la valentía de tomar esa decisión que a muchos nos cuesta tomar. Yo sé que para llegar hasta donde quiero, me costará un poco de trabajo, sé que no será fácil y es cierto que puedo fracasar, pero ya he perdido tanto, y el tiempo sigue corriendo, que temo hacerme viejita y nunca  haber realizado nada que valga la pena.  

Por ejemplo, hace unos meses hubiese dado todo por irme a vivir a Ica. Regresar a mi vida de universitaria, que fue una buenísima etapa en mi vida. Conocí mucha gente y viví momentos maravillosos hasta el último de mis días en esa ciudad. Pero mientras experimentaba todo eso, no supe que estaba llegando mi hora final, lo bueno no dura para siempre o tal vez no dura porque a veces no sabemos valorarlo (cuidarlo). En fin, como sea, ya pasó y lo pasado en el pasado queda, hay que vivir hacia adelante, mirar hacia el futuro. 

Llegó el momento en el que tengo que pensar solo en mi, y empezar a vivir sin recuerdos, sin nada que me haga retroceder, estoy segura que esté donde esté, yo tengo el potencial suficiente para lograr lo que quiero y lo que necesito en mi vida. Ya he pasado por muchas cosas malas, y también es cierto que nunca supe valorar lo bueno, pero lo rescatable de todo esto es que puedo darme cuenta de mis errores, y soy consciente de mis actos. Así que no le seguiré echando más la culpa al lugar en donde me encuentro ahora, o a la rutina que me sigue días tras día. Empezaré a levantarme como solo  lo hacen los grandes y comenzaré a limpiarme de las malas energías, soy consciente de que solo yo puedo cambiar mi vida. 

Vida, sorpréndeme... 
ANDREA FURIUR