Despertar y ver el sol en la ventana me indica que el día tendrá cosas divertidas. El sol aunque no me guste me inspira. Por ejemplo en un día con sol, puedo irme a la playa con mis amigos y reírme hasta más no poder, o puedo salir a la casa de la enferma a oír música o tocar la batería, también podemos dar algunas vueltas en el centro de Pisco buscando alguna cosa (no se qué), deambular a veces es muy divertido si es con amigos.
En un día con sol podemos sentir la brisa cálida e inspirarnos a viajar, jugar, cantar, bailar, no sé, cualquier cosa que en un día gris y opaco no se puede hacer. Incluso algunas veces me dan ganas de lavar mi ropa (algo que siempre, con sol o con lluvia he detestado), la magia del sol puede hacerme querer lavar mi ropa y cambiarme para ir de shopping (esto si me gusta).
Cuando estoy inspirada me salen mejores canciones y me vuelvo una parlanchina; les hablo a todos de lo que quiero hacer, les cuento lo que me pasó ayer o hace unas semanas atrás. Mi hermana “la pollo” siempre tiene que soportar mi buen humor y dejarme cantar alguna canción mientras ella miras sus telenovelas en la televisión. El buen humor es bueno, anima a los demás y también a ti.
Debería existir un onceavo mandamiento en la biblia y obligar a todos los seres humanos a tener buen humor porque el buen humor inspira y la inspiración nos hace dueños del mundo. Si todos fuésemos por la vida con una frase motivadora, inspirada por nuestro buen humor, la gente viviría contenta, y la gente contenta es feliz, y si es feliz el mundo entero seria distinto.
ANDREA FURIUR
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